Parroquia de Analco, una sonata para la fe

*El templo del Santo Ángel Custodio del Barrio de Analco en la Ciudad de Puebla es una pieza musical que no está ahí sólo para ser “escuchada”, sino para escuchar las plegarias de los feligreses

Anselmo Betancourt

Puebla, Pue.- Cuando caminamos por las calles de Puebla caminamos a través de su historia. No son calles las que recorremos, son monumentos, son episodios de la cimentación y la edificación de una ciudad que es memoria y tradición en sí misma.

Mucho se ha dicho de su catedral, de sus bibliotecas, de sus museos, pero si comparamos la catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción con una sinfonía, la parroquia del Santo Ángel Custodio de Analco, es una sonata.

Las dos piezas musicales son, como sabemos, obra de arte mayor, pero se diferencian en su extensión y su instrumentación, sin embargo las dos son obras musicales de una belleza excepcional, sublime y elevada.

Los orígenes de la parroquia del Santo Ángel Custodio se remontan a finales del siglo XVI y principios del XVII. De ermita pasó a templo y fue hasta 1627 que fue consagrada parroquia por el Obispo Bernardo Gutiérrez de Quiroz. Los ángeles que custodia la parroquia son San Miguel, San Gabriel, San Rafael y el Santo Ángel Custodio. Desde hace siglos aguardan ahí a los feligreses para ser escuchados.

El barrio de Analco es uno de los más antiguos de Puebla. Su nombre significa “Al otro lado del río”, puesto que se encuentra al otro lado del Río San Francisco. La mayor parte de la población era primigenia y la parroquia cobró gran importancia para la fe católica, pues todos los feligreses se sentían resguardados por el Ángel Custodio o Ángel de la guarda.

Su edificación es de mampostería y cantera. En el sismo de 1999, con la destrucción parcial de la torre sur se descubrió que no era una torre maciza, sino que en su interior contenía restos humanos, así como cerámica y una imagen de la Virgen María pintada sobre una laja de cantera gris.

Como en toda sonata, la parroquia del Santo Ángel Custodio guarda en su interior su propia estructura, su propio espíritu. La parroquia es una pieza musical que no está ahí sólo para ser “escuchada”, sino para escuchar las plegarias de los feligreses que durante siglos se han acercado a ella para pedir al Ángel de la Guarda su protección y cuidado.

La fe, decía el apostol, es “la sustancia de las cosas que se esperan” y la parroquia del Santo Ángel Custodio continúa en pie esperando a los fieles devotos, pero al mismo tiempo es la demostración de las cosas que se ven pero, sobre todo, se sienten, se perciben y se advierten. Es una parroquia a donde se siente la fe, pero a donde también se puede palpar apenas se encuentra uno en su interior.

 

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